Leer, escribir, compartir

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9/10/17

La puerta de Magda Szabó






Título: La puerta.
Autora: Magada Szabó.
Editorial: Penguin random house, Debolsillo.
Págs: 315.
Año 1ª publicación: 1987.









La presente obra no se ha escrito para Dios, conocedor de mis entrañas, ni para las sombras, testigos de tantas horas de vigilia y de sueño; dedico este libro a los hombres. He vivido con valentía hasta ahora y espero morir así, con coraje, sin mentiras, y para ello es necesario que declare de una vez por todas que yo maté a Emerenc. Yo quería salvarla, no destruirla, pero eso no cambia nada.

Con esta confesión da comienzo esta fabulosa novela, un sentimiento de culpa que pesa, una culpa por tomar una decisión que aunque ella creyó correcta, tuvo drásticas consecuencias. Con este sentimiento de fracaso inicia la historia, un relato que a simple vista puede resultar banal (la relación de amistad entre dos mujeres) pero que lejos de eso, pasa a ser desconcertante por momentos, intensa siempre, dramática y también sensible, pero sobre todo hipnotizante, según va avanzando te va ganando.

Recuerdos contados en primera persona, evocando una intensa relación de amistad nada convencional de dos mujeres muy diferentes con realidades distintas. Nuestra narradora, escritora (quizás una versión ficticia de la autora ) casada con un académico, y la señora de la limpieza, Emerenc. Dos mujeres que supieron y pudieron acercarse a pesar de sus diferencias, construyeron un intenso y duradero vínculo entre ellas de más de 20 años. 

Si alguien le garantizaba que no éramos gente bulliciosa ni alcohólica, no descartaría la posibilidad. Me dejó estupefacta: era la primera vez que alguien pedía nuestras referencias. "No lavo la ropa sucia de cualquiera."

Así se da a conocer Emerenc ante sus futuros jefes durante la entrevista para contratarla como ama de llaves. Las condiciones puestas por ella no por los propietarios, y así en todo, siempre fué la que marcó los tiempos, en el trabajo como en el trato. Una mujer con una compleja personalidad, con una determinación que en ocasiones llegaba a resultar intratable, aterradoramente perfeccionista, trabajadora incansable. La mujer que ella dejaba ver era admirada por todos sus vecinos, barría las calles, quitaba la nieve en invierno, recogía y cuidaba animales abandonados, atendía a los enfermos llevándoles ricos platos culinarios. Pero también estaba la Emerenc que mantenía su puerta cerrada defendiendo celosamente su intimidad, un enigma para todos lo que detrás escondía. Un personaje muy, muy intrigante que suscitaba sentimientos encontrados, temida y venerada. A lo largo del libro y poco a poco el autor irá perforando en el pasado de esta enigmática mujer, revelando episodios que te harán estremecer de horror y te ayudarán a entender algunas de sus acciones que de otra manera resultan desproporcionadas y desconcertantes.

Nuestra narradora, es una escritora a la que la censura le mantuvo mucho tiempo en silencio y que ve como su carrera al fin comienza a valorarse. Ella es religiosa, sencilla en la forma de querer, sin grandes complejidades, involucrada en la vida política de su país, una persona culta. Cómo se involucra en esta conflictiva relación y cómo termina queriéndola tanto, son preguntas que te harás más de una vez a lo largo de la lectura, no sólo porque poseen valores y opiniones bien diferentes sobre casi todas las cuestiones cotidianas o no de la vida, sino porque Emerenc no admite opiniones ni consejos ni respuestas a sus ideas, tiene con ella una conducta casi dictatorial, la critica y la juzga sin piedad, una relación donde te parece que un punto de encuentro es imposible. Inexplicable por momentos ese vínculo de dependencia que se crea entre estas dos mujeres, que a mí me resultó un tanto obsesivo el querer ganarse la confianza de una persona que la mayor parte del tiempo resulta contigo desagradable. Pero ¿qué extraña química es la que nos atrae y nos une a ciertas personas?...

Nuestro cariño era recíproco, pero al resultar al mismo tiempo tan complejo y con elementos tan imprecisos como los del propio amor, administrarlo en el roce cotidiano, tratando de evitar conflictos, requería muchísima tolerancia y concesiones mutuas.

Un buen día Emerenc deja de barrer las calles, de sacar a pasear al perro, está enferma y se refugia detrás de esa puerta que siempre mantiene cerrada incluso a pesar de los esfuerzos de todos por hacerla salir o por dejar que un médico la visite. Y aquí cuando más necesita de la confianza depositada en su amiga, le traicionará, será una traición involuntaria pero su dignidad será burlada y una dolorosa vergüenza la invadirá. Abrumada fue como me sentí al final, por ese ultraje a la dignidad de un ser humano, por ese sentimiento de humillación, pero entendiendo que en ocasiones se comenten actos imperdonables sin querer, desde la compasión y el cariño, ofreciendo tu ayuda, pero ¿y en el caso de que lo que te piden va en contra de tus valores, de tus creencias? o simplemente ¿qué hacer si no te solicitan ese auxilio que sabes es necesario?. Esta lectura plantea cuestiones éticas sobre la muerte, la dignidad, el respeto, la amistad, el derecho a la intimidad, tantas reflexiones como diferentes lecturas.

La construcción de la personalidad de Emerenc es excepcional, un personaje que aún resultando difícil, en unas páginas la odias y en otras la amas, se convierte en inolvidable, me atrevo a decir que es uno de los personajes más atractivos, e intrigantes de los que he leído en mucho tiempo. Existe en esta historia otro protagonista que merece atención, el perro que ambas mujeres comparten su cuidado, Viola, es todo un personaje literario con unas cualidades humanas sorprendentes.
Muy bien escrito, una prosa exquisita, con pocos diálogos pero los que hay magníficos, mordaces.

Muy apropiado el título con mucho simbolismo, porque realmente existe una puerta física que no se quiere abrir a nadie, pero más allá son mil puertas las que representa esta lectura. Las que todos nos ponemos para preservar nuestros secretos, nuestra intimidad, o como escudo ante el sufrimiento, y las que abrimos a los que se ganan nuestra confianza. Lo que exponemos y lo que escondemos.

Una lectura realmente gratificante que os invito a leer, es uno de esos libros de los que sales enriquecido, una profunda exploración de las relaciones humanas.

Diferentes lenguajes emocionales, diferentes maneras de expresar el cariño, el amor, los sentimientos, todos válidos si se manifiestan desde el respeto.

Hoy en día sé algo que en esa época aún desconocía: que el cariño es una emoción desarticulada por excelencia, y por eso se resiste a ser dosificada con prudencia. Es inútil pretender regular cómo debe encauzar cada uno sus afectos: no hay fórmulas que valgan.

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